CONTENIDO
1. FORMACION CÍVICA Y ÉTICA.
La formación cívica y ética es la construcción de un ciudadano informado, activo y responsable frente a la sociedad. La formación cívica y ética es fundamental para enseñar las competencias necesarias para la inclusión y la convivencia armoniosa con la sociedad, también referido como bienestar socioafectivo. La formación cívica, por un lado, permite al ciudadano obtener el conocimiento sobre los derechos, leyes y reglamentos de la Constitución con el fin de intervenir y participar, activa y responsablemente, en temas relevantes que afecten a la sociedad.
La formación cívica y ética se manifiesta en:
- los actos y comportamientos cotidianos,
- en la capacidad de tomar decisiones,
- en la definición de un proyecto de vida tanto personal, de comunidad o de país,
- la preocupación y empatía por los otros,
- la orientación de nuestros actos hacia fines y valores comunes,
- la valorización de las diferentes manifestaciones culturales del país,
- el cuidado del medioambiente,
- la no discriminación,
- entre otros.
2. FORMACIÓN CIUDADANA EN NIÑOS Y JÓVENES.
Las prácticas educativas durante la primera infancia implican distintos retos a nivel
pedagógico, didáctico y metodológico, es decir que dichas prácticas deben partir de una
perspectiva clara de la enseñanza, de una selección de contenidos acorde a las necesidades
del contexto y de unas estrategias que permitan alcanzar aprendizajes significativos. Si bien en
todas las etapas del desarrollo evolutivo humano cualquier intervención educativa adquiere
determinados matices, es en la etapa preescolar donde se forjan las raíces o cimientos de lo
que se entiende por ciudadanía. La formación ciudadana implica en sí misma distintos retos, debido al alcance que tiene en la
vida cotidiana, en la educación y en la participación social y política; ella implica un conjunto de
saberes, acciones y actitudes que se orientan a la vida, en armonía con los demás y con el
ambiente: “la consideración de ser ciudadano significa saber ser y estar en sociedad” (Mahecha,
Díaz, Espinosa, González y Salcedo, 2006, p. 69), y cada sociedad se enmarca en un contexto
específico, cuyas características hacen que la formación ciudadana adquiera distintos elementos.
En el ámbito escolar, espacio de interés investigativo de este escrito, se encuentran el docente
y el estudiante en un escenario único de aprendizaje, en el que se construyen formas de habitar
el mundo, maneras de ser ciudadano; esto implica que la ciudadanía no es un decreto que
acompaña a las personas, y que se adquiere con la adultez; al contrario, desde la primera infancia
se pueden crear y apoyar las bases de la ciudadanía. Todo esto requiere un entrenamiento en
acciones y decisiones que no desatiendan al sujeto que llega al aula de clase, en sus diferentes
dimensiones y contextos.
4. VALORES QUE PREVALECEN EN LA UNIATLANTICO.
Los valores son aquellas formas de ser y de actuar de las personas, que posibilitan la construcción de una convivencia gratificante en el marco de la dignidad humana.
Los valores que promueve la Facultad de Ciencias de la Educación son:
· Lealtad: Entendida como el hacer aquello con lo que uno se ha comprometido, aún en circunstancias cambiantes.
· Tolerancia: como la aceptación de la existencia de formas de ser y pensar en formas diferentes a las propias.
· Transparencia: como el actuar abiertamente, dejando ver con claridad el desarrollo de la gestión.
· Respeto: como la capacidad de aceptar a los demás, por su condición y dignidad humana.
· Eficiencia: como la capacidad de lograr los objetivos y metas programadas utilizando la cantidad menor de recursos.
5. MARCO CONSTITUCIONAL DE LOS DEBERES DE LOS CIUDADANOS
A raíz de la promulgación de la Constitución Política de 1991, surgen en nuestro escenario jurídico de un modo explícito una cantidad de deberes tanto para las personas naturales colombianas y extranjeras radicadas en nuestro territorio, como para las personas jurídicas y para el Estado Colombiano, a quien se le atribuyen una numerosa cantidad de obligaciones que sólo al cumplirse hacen posible el Estado Social de Derecho, adopción de esta nueva Constitución en la búsqueda de la paz, la convivencia y el pleno desarrollo de la vida social.
Si bien constituciones anteriores, entre ellas la de 1.886, consagraron ciertos deberes, la de 1.991 es mucho más rica en ellos, ya que así lo hacen necesario los tiempos que vivimos, de corrupción, de entendimiento de la Ley como letra muerta, y no sólo de eso sino de burla a ella.
Pero esos tiempos nuevos que vivimos, deberán ser analizados para entender la realización efectiva de esos deberes jurídicos.
Es un tema si se quiere nuevo, cuyo desarrollo podrá contribuir a que una sociedad como la nuestra entienda que así como exige, está en la obligación de dar mucho de sí misma.
En síntesis, este trabajo de investigación no sólo va dirigido al círculo académico, como un intento de contribuir al desarrollo de la disciplina jurídica, sino a un vasto público, al pueblo colombiano, como un granito de arena en la construcción del nuevo ciudadano que haga posible la convivencia social. Con él se espera contribuir desde la academia, al pleno desenvolvimiento del Estado Social de Derecho, donde los ciudadanos tienen mayor cantidad de derechos pero también de responsabilidades frente a sus semejantes.
Buscamos con este trabajo ayudar a restablecer los vínculos reales entre el derecho y el deber jurídico, pues la realidad enseña que las leyes son para los hombres y que como destinatarios y creadores de ellas, éstos necesitan ser en su plenitud, lo que implica un alto grado de conciencia, y de conciencia en la ciudad, en la vida política, que es donde se realizan.







